Como muchos ya sabéis, el objetivo que perseguimos desde La Escuela Móvil del Agua es potenciar la autonomía de las regiones empobrecidas para que resuelvan de forma independiente la problemática que muchas enfrentan de falta de agua y saneamiento.
Así, en el caso ideal, tras desplazarnos a estos lugares y haber realizado una serie de talleres de formación en tecnologías sencillas, como perforación manual de pozos, fabricación de bombas, construcción de letrinas, duchas, depósitos, captaciones pluviales, etc. las personas que habitan estas regiones disponen de profesionales capacitados para dar solución autónoma a los problemas de abastecimiento y saneamiento en sus zonas. Así, no solo podrán realizar nuevos puntos de agua contratando a los técnicos locales formados por la Escuela Móvil del Agua, sino que tendrán a su alcance a las personas y medios para mantener y conservar su preciada instalación. Además, en un siguiente paso, estas personas ya capacitadas pueden enseñar a otros cómo utilizar estas sencillas tecnologías y amplificar el efecto y el impacto de nuestra acción inicial.
Llegados a este punto, nos alegra comunicaros que, aunque hemos señalado que esto es un caso ideal, en muchas ocasiones se cumple, y venimos a contaros el último ejemplo de ello. Está ocurriendo en Gambia. Os contamos a continuación cómo ha sucedido.
Allá por el mes de enero de 2024 acordamos con una pequeña ONG de Gambia la realización de algunos pozos con bomba manual. La estrategia en este caso fue algo diferente a lo que habitualmente os contamos; en lugar de viajar hasta allá (4.000 km) formadores europeos, serían antiguos alumnos senegaleses ya formados y experimentados en la perforación de pozos los que se trasladarían hacia su país vecino. Además, dado que en este caso el tiempo no iba a permitir formar de manera completa a técnicos de la región, la estrategia sería enseñar a los propios usuarios beneficiarios de los nuevos pozos a mantener y conservar sus bombas de agua, sin necesidad de solicitar ayuda a nadie externo. Fue así como nuestros compañeros Bourama y Amadou se desplazaron desde Kolda y Ouonk, en el sur de Senegal, hasta Gambia, a escasos 200 km de distancia, para acometer de manera autónoma esta importante misión.
Nuestros compañeros realizaron 3 pozos exitosamente implicando a las familias en los 2 días de trabajo que fueron necesarios en cada uno de ellos e impartieron talleres de medio día para romper el temor de las familias a arreglar por sí mismas las bombas en caso de que ocurriera alguna avería o se desgastase alguna parte de la bomba. En definitiva, las reparaciones se harían con goma de rueda gastada o con cuerda de nylon, de modo que es muy sencillo, y sobre todo muy barato, encontrar repuestos.
La mayor alegría nos llegó pasado un tiempo después de la instalación de estos pozos. Un miembro de la ONG local nos comunicó que, pasados unos meses, una de las bombas había tenido un problema y había dejado de funcionar, ¡y la familia propietaria lo había solucionado por sí misma! La bomba había sido reparada por sus dueños y continuaba funcionando a la perfección. Esta gran noticia nos motiva enormemente y es la gran prueba de la sostenibilidad de este modelo, principalmente debido a la sencillez de las tecnologías que proponemos y la implicación en el proceso de los usuarios beneficiarios. Es maravilloso comprobar cómo se logra el objetivo sin intervención de ONGs extranjeras. Vecinos resolviendo sus problemáticas de manera autónoma y local.
Estas experiencias nos ilusionan y nos refuerzan en el pensamiento de que esta forma de perseguir el acceso universal del agua puede ser a priori menos inmediata o vistosa, pero estamos convencidos de que la fortaleza de esta forma de hacer las cosas reside en su durabilidad y sostenibilidad, haciendo a las personas autónomas y dueñas de su porvenir, actoras de su bienestar y seguridad.